El camino hacia un nuevo modelo energético no solo debe de tener efectos medioambientales, sino también efectos económicos, sociales y democratizadores. Para ello es imprescindible hacer una política dirigida al empoderamiento del ciudadano y a su implicación en el proceso, y al mismo tiempo que la administración sea la primera en dictar y cumplir una regulación legal que tenga en cuenta las características del territorio, esté basada en el sentido común y en la búsqueda de la eficiencia energética, y facilite la instalación de las energías renovables, y el autoabastecimiento.
En la imagen superior hemos querido reflejar y compartir, esquemáticamente, aquellos puntos que entendemos deben orientar la transición a un nuevo modelo productivo.
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